Aneurismas
Un aneurisma es una dilatación parecida a un globo que se produce en una arteria del cerebro. Una zona débil en la pared de un vaso sanguíneo que provoca que éste sobresalga o se abombe, que generalmente se presenta en adultos entre los 35-60 años.
¿Sabías que gran parte de las personas que tienen un aneurisma no lo sabe hasta que se rompe?
La mayoría de las personas que tienen un aneurisma vivirán con él y nunca lo sabrán. En algunos casos, cuando se tiene la presión demasiado alta, hace que los vasos dilatados se rompan y que el compartimento que separa el cerebro de la membrana que lo protege, llamada aracnoides, se inunde de sangre, produciéndose una hemorragia subaracnoidea. Un tipo de ictus que supone alrededor del 5% de todos los casos. Sus consecuencias pueden ser devastadoras, sin embargo también es posible que el problema pueda superarse sin sufrir ninguna secuela: la clave del éxito está en la rapidez de administrar un tratamiento entre las primeras 24 y 72 horas posteriores al derrame. Es importante recalcar que los médicos no son los únicos que deben actuar pronto; los pacientes también deben hacerlo y para esto es fundamental que conozcan bien los síntomas.
¿Cuáles son los síntomas?
En general un aneurisma pequeño que no se ha roto no genera síntomas, si su tamaño es considerable puede presionar algunas estructuras cerebrales y generar: dolor de cabeza, compromiso visual, párpado caído, adormecimiento en la cara, entre otros.
Por otro lado, un aneurisma roto es una emergencia médica que pone en riesgo la vida y puede generar un dolor de cabeza muy severo, compromiso del estado de conciencia, convulsiones, náuseas, vómitos, compromiso visual y finalmente, la muerte.
Una vez que se rompe el vaso sanguíneo, la presión en el cerebro comienza a aumentar y la sangre deja de llegar a su destino, causando daños irreparables en el cerebro.
Algunos de los pacientes no presentan síntomas hasta que tienen la hemorragia y sus síntomas son explosivos y claramente identificables. El resto siente dolores similares a los que provoca la hemorragia, durante una o dos semanas antes de que se produzca.
En algunos casos, incluso en los aneurismas que no se rompen, pueden ejercer presión sobre los nervios y el tejido del cerebro y provocar dolor encima y detrás de un ojo, dilatación de pupilas, alteración de la visión y entumecimiento de un lado del rostro.
Los aneurismas pueden tener causas genéticas. Sus orígenes son múltiples y en la mayoría de los casos se desconoce la causa por la que suceden. Sin embargo, existen factores de riesgo para su ruptura como:
- Hipertensión arterial.
- Cigarrillo.
- Alcohol.
- Anomalías congénitas
Practicar deporte es una buena estrategia de prevención, ya que ayuda a disminuir la presión arterial, además de que hace que las arterias estén más sanas y resistentes a cualquier tipo de anomalía.
Si presentas algunos de los síntomas arriba mencionados, no dudes en ponerte en contacto inmediatamente con nosotros.